COLUMNA: Por Eduardo Rivas
El antecedente Arroquigaray: cuando la justicia tarda pero llega
La reciente condena a Juan Manuel Arroquigaray, histórico ladero de Osvaldo Cáffaro, marca un punto de inflexión en la política zarateña que no se puede dejar pasar por alto. Más de seis años atrás ya advertíamos sobre el turbio pasado de quien llegó a ser prosecretario administrativo del Juzgado Federal de Campana, y que tras ser cesanteado del Poder Judicial, recaló como Director de Asuntos Jurídicos del municipio y, un año después, como Secretario de Gobierno… y todo ello contrariando la ley.
Las graves acusaciones que pesaban sobre Arroquigaray
¿De qué se acusaba a Arroquigaray? La investigación judicial reveló una serie de conductas que transgredían gravemente las normas del servicio público. Se le ‘endilgó al prosecretario administrativo Arroquigaray haber transgredido la norma prevista en el artículo 8° del Reglamento para la Justicia Nacional que impone el deber genérico, exigible a los magistrados, funcionarios y empleados del Poder Judicial de la Nación, de observar una conducta irreprochable’ con relación a las siguientes faltas administrativas:
- Manipulación de expedientes judiciales: haberle solicitado a la empleada Yolanda Noemí Ortiz que retire algunas causas del listado confeccionado por la prosecretaria Pose, que debía hacerse según el requerimiento de la jueza subrogante, Dra. Arroyo Salgado y pedirle a dicha empleada que no registre otras dos causas;
- Contratación irregular: haber participado en la irregular contratación, o en su caso haber usufructuado los servicios de la señora María Caapobel, que trabajaba en el Juzgado Federal de Campana sin ser empleada del Poder Judicial;
- Reuniones sospechosas con abogados: haber recibido en forma periódica y frecuente en su despacho a los letrados Hugo Tomei, Henricot, Pérez Chada y al ex comisario Anauati. Concretamente, en el caso de Tomei, lo visitaba los primeros días de cada mes;
- Diversas irregularidades: haber cometido diversas irregularidades en las causas mencionadas en el punto V) ítems a) y c) del informe de fs. 535/558vta.’
La condena que marca un antes y un después
Sin embargo, Arroquigaray fue parte del gobierno de Osvaldo Cáffaro hasta el último día, fue (y es) de los más fieles, pero deberá asumir otro rol a partir de ahora puesto que no tendrá la posibilidad de ser parte de un gobierno.
¿Por qué? El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 3 de San Martín lo condenó ‘a la pena de TRES (3) AÑOS DE PRISIÓN, CUYO CUMPLIMIENTO SE DEJA EN SUSPENSO, INHABILITACIÓN ABSOLUTA PERPETUA, con COSTAS, por considerarlo partícipe necesario del delito de PECULADO, reiterado en tres oportunidades en concurso real entre sí‘ y le impuso, por el término de dos años, ‘las siguientes reglas de conducta: 1) fijar residencia y someterse al control trimestral de un patronato 2) CUMPLIR 6 horas semanales de TAREAS COMUNITARIAS en beneficio de la sociedad.
El patrón de comportamiento del círculo caffarista
Esta condena no es un hecho aislado, sino que forma parte de un patrón sistemático que caracterizó la gestión de Cáffaro. La inhabilitación absoluta perpetua de Arroquigaray representa el final de una carrera política construida sobre bases irregulares, pero también plantea interrogantes sobre quién permitió y avaló durante años estas prácticas.
El caso Arroquigaray es paradigmático de cómo funcionaba el sistema Cáffaro: cooptación de dirigentes, su incorporación a estructuras municipales en roles estratégicos, y su posterior protección política. ¿Casualidad o método?
Las preguntas incómodas que quedan sin responder
¿Qué tendrá para decir Arroquigaray al respecto? Más importante aún: ¿qué tendrá para decir sobre el tema Osvaldo Cáffaro, quien tuvo como ladero y secuaz durante casi una década a un funcionario que el tiempo y la Justicia demostró que es un delincuente?
¿Y qué dirán los concejales cómplices de esos años?
Esta pregunta va al corazón del problema político zarateño. No se trata solo de responsabilidad penal individual, sino de responsabilidad política colectiva. Un intendente que durante años mantuvo en su círculo íntimo a una persona con semejantes antecedentes judiciales no puede alegar desconocimiento o sorpresa. Y sus cómplices tampoco.
El factor tiempo: ¿casualidad o estrategia?
Un dato no menor: esta causa es de 2012 y el fallo que compartimos de diciembre de 2024… ¿habrá que esperar más de una década para conocer el resultado del resto de las causas que involucran a Osvaldo Cáffaro y sus amigotes?
Los tiempos de la justicia, si bien necesarios para garantizar el debido proceso, también generan una situación de impunidad temporal que permite que funcionarios con causas graves sigan ejerciendo cargos públicos durante años. En el caso de Arroquigaray, pudo desempeñarse en roles clave del municipio zarateño mientras su causa avanzaba lentamente por los tribunales.
El caso FSM 048772/2017: la espada de Damocles
La causa FSM 048772/2017/TO01/7 ingresó en la Corte Suprema de Justicia el 21/4/25… ¿será Osvaldo Cáffaro el próximo a caer?
El historial judicial de Cáffaro: un expediente que no para de crecer
Según nuestro relevamiento en www.principedelmanicomio.ar, el ex intendente zarateño enfrenta múltiples frentes judiciales que van desde administración fraudulenta hasta malversación de caudales públicos. Es por administración fraudulenta en el marco de una causa sobre el destino de fondos adelantados por Nación para la obra denominada ‘Camino de Circunvalación Sur’.
Las causas se acumulan como fichas de dominó esperando caer. En 2018, también fue procesado su secretario de Gobierno, Pablo Giménez, lo que muestra que la problemática judicial trasciende la figura de Cáffaro y alcanza a su estructura de gobierno.
¿Qué viene después de Cáffaro?
La reconstrucción institucional necesaria
Zárate necesita un proceso de reconstrucción institucional que vaya más allá del recambio de personas. Se requiere:
- Reforma de controles internos en el manejo de fondos públicos
- Transparencia en las contrataciones públicas
- Separación efectiva entre intereses políticos y decisiones administrativas
- Fortalecimiento de los mecanismos de rendición de cuentas
Matzkin tuvo (y tiene) la oportunidad de transitar ese camino pero eligió no hacerlo.
Matzkin eligió ser más de lo mismo, aunque con mejor publicidad en las redes.
Reflexiones finales: la justicia tardía pero inevitable
El caso Arroquigaray demuestra que la justicia puede tardar, pero siempre llega. Su condena por peculado reiterado no solo cierra un capítulo individual, sino que abre un interrogante mayor sobre la responsabilidad política de quienes construyeron y sostuvieron un sistema que permitía estas prácticas.
La pregunta ya no es si Osvaldo Cáffaro será el próximo en caer, sino cuándo y con qué consecuencias para el sistema político zarateño que él representaba. Los tiempos judiciales son largos, pero la historia política de Zárate ya comenzó a escribir un nuevo capítulo.
¿Será suficiente con el castigo individual, o Zárate necesita una refundación institucional más profunda? La respuesta a esta pregunta definirá el futuro político de una ciudad que durante demasiado tiempo convivió con la corrupción sistemática de sus dirigentes.