El secretario general de la CGT de Zárate- Campana, Carlos Gutiérrez, dejó un par de definiciones sobre la crisis que afecta a la industria, la reforma laboral que impulsa el gobierno y el rol de los sindicatos.
Gutiérrez, que además disputa la conducción nacional de su sindicato de origen, la Asociación de Supervisores de la Industria Metalmecánica de la República Argentina (ASIMRA), es psicólogo social y mando medio de Toyota, donde se produce la pick up Hilux.
“Todos los días una empresa se achica, suspende, despide o directamente cierra, pero ¿qué empresas abrieron en estos dos años? Ninguna. Entonces, que le pongan el nombre que quieran, nosotros lo llamamos industricidio, continuidad de Martínez de Hoz y Cavallo, que significa pérdida de la capacidad productiva y el capital social acumulado por generaciones de argentinos”, sostuvo.
Las críticas de Gutiérrez también fueron para una parte del sindicalismo, en particular para Luis García Ortiz, que conduce ASIMRA a nivel nacional hace cuarenta años y con quién tiene un conflicto judicial por elecciones limpias..
“Los sindicatos siempre tuvimos, además de la responsabilidad de discutir salarios, la de crear conciencia nacional y conciencia de clase. Yo observo que el nuestro se desentendió de esa obligación y eso explica, al menos en parte, que haya pibes que laburan en una fábrica pero votan a Milei y celebran las importaciones. Milei supo interpelarlos y nosotros no. ¿Esos pibes de veintipico no nos están diciendo algo? No podemos seguir ignorando esa realidad. Peor, no podemos enojarnos con ellos, tratarlos de estúpidos”, afirmó.
También desmitificó el trabajo de aplicaciones como posible salida laboral. “Ahora el desempleo se barre bajo la alfombra del cuentapropismo: autos para Uber y motos para Rappi. Pero es mentira que eso es laburo, es una especie de ilusión.Si metés en la cuenta el mantenimiento del auto, el desgaste, lo que hacés es comerte el capital. Y encima, manejando doce horas por día o más. Si compraste un auto cero y lo vendés con más de trescientos o cuatrocientos mil kilómetros, ¿cuánto perdiste?.









