Columna de Opinión: Por Eduardo Rivas
Una emergencia silenciada en Zárate
La publicación reciente de la Memoria del Departamento de Políticas de Género de Zárate dejó al descubierto una realidad insoportable que el oficialismo local ha preferido tapar bajo la alfombra del marketing político: la violencia de género crece en silencio, sin contención ni respuesta estatal efectiva.
‘Entre junio y diciembre del año 2024 […] ingresaron al Departamento de Políticas de Género 783 denuncias de situaciones de violencia de género, donde mujeres relatan hechos de violencia por parte de sus parejas, ex parejas o hijos. En la mayoría de los casos, las mujeres denuncian violencia psicológica, física y ambiental (ej. romper objetos de la vivienda, tirar o revolear objetos con el fin de infundir miedo).’
Esto equivale a 3,67 denuncias por día. Una cada 6 horas y media. Todos los días. En Zárate, una mujer pide ayuda casi cada vez que amanece y cada vez que anochece. Lo que no llega con la denuncia, es la presencia del Estado.
Zárate: diez veces más denuncias que la media nacional
Los datos son brutales. Mientras en Argentina, durante el 2023, se registraron 57,8 denuncias por violencia de género cada 100.000 habitantes (https://www.pagina12.com.ar/785949-hay-mas-denuncias-pero-falta-apoyo-estatal-a-victimas-de-vio#:~:text=Las%20denuncias%20por%20violencia%20de,de%20al%20menos%2029.037%20denuncias.), en Zárate ese número trepó a 577,1 entre junio y diciembre de 2024.
Zárate cuadruplica la media provincial y multiplica por diez la media nacional. Y, sin embargo, no hay emergencia declarada, no hay refuerzo presupuestario, no hay plan de acción.
Una política de género sin músculo, sin recursos y sin voluntad
Los testimonios de trabajadoras del área lo confirman: el Departamento de Políticas de Género está desfinanciado, sin estructura ni autonomía suficiente para enfrentar la magnitud de la crisis. La mayoría de los dispositivos de contención funcionan de manera precaria, con equipos rotativos, contratos inestables y escasa articulación interinstitucional.
La Casa de Abrigo, que desde su puesta en funcionamiento recibió ‘un total de 06 mujeres, y 10 menores de edad, siendo el primer ingreso el 8 de agosto de 2024, es un paliativo, no es la solución.
Presupuesto 2024: ni un peso más para proteger a las mujeres
Un análisis de la Rendición de Cuentas 2024 permite ver con claridad lo que la política local no dice: el área de género no es prioridad. Marcelo Matzkin redujo el Presupuesto del área en un 17%.
El monto asignado al Departamento de Políticas de Género no supera el 0,3% del presupuesto municipal, y en 2023 ni siquiera se ejecutó en su totalidad. Mientras tanto, la Secretaría de Desarrollo Humano -de la cual depende el área- sube su gasto en sueldos, pero no en asistencia directa.
Una política que no sale de los escritorios
Las cifras duelen, pero lo más doloroso es la ausencia del Estado en los barrios. No hay equipos móviles que recorran las zonas más críticas de la ciudad, ni talleres de sensibilización en las escuelas, ni campañas sostenidas en clubes y comedores. La prevención está completamente ausente.
Zárate cuenta con sectores donde la violencia intrafamiliar se ha naturalizado y donde las mujeres no saben adónde acudir. En lugar de reforzar el acompañamiento comunitario, el Ejecutivo encierra el problema en oficinas, terceriza la atención en ONGs sin control y abandona a quienes más lo necesitan.
¿Qué hace el Concejo? ¿Y la oposición?
Mientras tanto, el Concejo Deliberante permanece pasivo. No se convocó a una sesión especial para tratar el tema, no se conformó una comisión de emergencia ni se presentaron proyectos de ordenanza para aumentar los recursos. Ni siquiera hubo pedidos de informes exigentes al Departamento Ejecutivo.
El Concejo Deliberante ni se entera de lo que pasa en Zárate y como los concejales ni siquiera leen, tampoco es esperable que se haga algo urgente para paliar la situación. Deplorable e irresponsables.
La oposición, salvo excepciones aisladas, ha optado por la comodidad del silencio. La política local parece más preocupada por sus reacomodamientos políticos internos que por la integridad física y emocional de cientos de mujeres.
El pacto de silencio que mata
Cada vez que el oficialismo local niega la gravedad del problema, cada vez que el Concejo Deliberante no actúa, cada vez que un funcionario habla de ‘casos aislados’, se perpetúa el pacto de silencio.
Ese pacto mata. Porque la violencia mata. Porque el Estado ausente mata.
¿Y ahora qué?
No alcanza con contar los casos. No alcanza con indignarse en redes. Es momento de exigir respuestas, recursos y responsabilidad política.
Zárate necesita:
- Una emergencia local declarada en materia de violencia de género.
- Un plan integral con financiamiento real.
- Más presencia territorial del Estado.
- Articulación judicial y policial real.
- Y sobre todo, decisión política.
Porque la vida de las mujeres no puede esperar.